Cuando un gobierno decide que lo que el pueblo gana no es suficiente, la mayoría parece estar de acuerdo. Pero al momento de decidir cual es el procedimiento a seguir para que la situación cambie, las ideas comienzan a multiplicarse, aunque en dos tendencias, que generalmente, se mantienen inalternables en todos los países y que son: O se beneficia directamente a los pobres, subiéndoles los salarios y beneficios cueste lo que cueste, o se reduce la presión arancelaria a los empleadores para que estos a su vez puedan ofrecer mejores pagos y condiciones de trabajo.
Lamentablemente, después de tantos años de historia, tanto en países extremadamente capitalistas como en los Estados Unidos o países con tendencias izquierdistas, como Venezuela y ahora Argentina, los gobiernos no se dan por aludidos de que ninguna de las dos tendencias es efectiva y que al final de la trayectoria de sus respectivas leyes y decretos para justificar un cambio necesario, lo único que se logra es empeorar la situación o estancar la economía, en el mejor de los casos.
Para esta nota, voy a utilizar solo casos estremos y reales, pero sin dar nombres, ya que los negocios y compañías a los que me voy a referir no son los únicos en establecer estas prácticas y quiero que todos vean el problema a nivel general, de país, y más especificamente de decisión de gobierno y no como casos corporativos o de pequeños negocios aislados.
Para comenzar, vayamos un poco hacia atrás, a una época en la que todo parecía ir mejor en todos lados: Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Y para este caso, hablaré de algunas decisiones gubernamentales y corporativas que, bajo mi punto de vista, son los responsables fundamentales de la situación actual.
“A” es una corporación billonaria, una de las fortunas más grandes del mundo corporativo capitalista, establecida en los Estados Unidos. “A” tiene inversionistas ricos muy contentos con las recaudaciones anuales y sus empleados, aunque en una clase social muy por debajo a la de estos inversionistas, usualmente llamada clase media, también contentos ya que trabajan para mantener y educar a sus familias y hasta para tener unos ahorritos y darse unos gustos de vez en cuando, como mejoras inmobiliarias, entretenimiento, vacaciones, y hasta algún que otro artículo de lujo.
Pero “A” debe seguir creciendo, porque toda compañía que no crece se estanca y hasta puede llegar a desaparecer. Y para hacerlo, “A” decide cambiar las cosas. El costo operativo es considerado muy alto, salarios y beneficios de empleados inmantenibles e impuestos exorbitantes en el area donde “A” está establecida.
La presión para lograr este cambio llega por parte de los inversionistas que ven sus ingresos estancados. La compañía ha dejado de crecer. Comienzan a vislumbrarse problemas para lidiar con la competencia (Llamémosla “B”) que aunque ni cerca de convertirse en más productiva que “A” , está yendo muy bien. Entonces: Qué debe hacer esta corporación para seguir creciendo? Primero y principal, buscar otra área donde producir para que su producto sea más barato, no solo para bajar los precios, sino para subir las ganancias.
Una vez establecida esta área, cerrar las instalaciones que producían en el país de orígen, y comenzar producción en el extrangero . . . digamos por ejemplo China. De esta forma se disminyen los costos operativos ya que las regulaciones y leyes en China no serán tan rígidas como en el país de origen; los salarios y beneficios serán infimos en comparación a los de sus antiguos empleados, y los impuestos que la corporación debe pagar en su país de origen, estarán reducidos a su mínima expresión. Los inversionistas se pondrán felices de esta transformación y generalmente el CEO o los directivos más importantes de esta corporación recibirán una bonificación multimillonaria por haber logrado semejante éxito.
Por otro lado, miles de empleados se han quedado sin trabajo, por consiguiente sin poder adquisitivo. Ya ni pensar en artículos de lujo, vacaciones, entretenimiento, mejoras inmobiliarias. Los pequeños gustos se han convertido en prohibiciones, los ahorros se evaporan y educar y mantener a la familia se hace cada vez más caro, sino imposible. Esta clase pasa de ser clase media a ser clase media baja o pobre y pide ayuda al gobierno.
Aquí es cuando el gobierno, principal responsable de las calamidades de este mundo, trata de reparar el daño infligido a la sociedad por su descontrol falta de regulación. El haber permitido la fuga de, no solo capitales, sino de trabajos al extrangero, la falta de cálculo y táctica apropiada ha dejado en el país una carga social muy dura de sobrellevar. El nivel de desempleo y pobreza aumenta y así desestabiliza la economía que hasta entonces parecía floreciente.
Qué hace el gobierno? Bueno, bajo la clásica forma de actuar, tiene dos opciones.
Alivia la carga impositiva a la corporacion para que esta vuelva a contratar empleados locales y mejore los salarios nuevamente o crea programas de apoyo social para ayudar a los afectados.
Mientras todo esto pasa, el resto de la clase media, los que son trabajadores independientes, los que tienen sus propios negocios, llamémoslos “C”, los que están comenzando o los que continúan con negocios familiares establecidos por años, no tienen otra alternativa que esperar, esperar a que el desbalance se componga para seguir adelante y depender generalmente, de las resolucones a tomarse en este sistema arcaico que, en una dirección u otra, siempre tomará la desición equivocada.
El tiempo pasa y la burocracia gana. “C” comienza a cerrar sus puertas. Sus pocos empleados van a la calle convirtiéndose en una carga más para la sociedad. Los dueños de “C” se retiran, se van del país, tratan de convertirse en empleados ellos mismos o, en el peor de los casos, también se convierten en una carga para el país.
La clase media se reduce, la clase pobre aumenta y la clase rica se enriquese.
En un país con tendencias izquierdistas, el gobierno tomará las riendas tratando de salvar lo que pueda, asegurar que los pocos empleados que quedan conserven su trabajo, todos su beneficios y suficientes días de descanso, sean empleados de “A”, “B” o “C”, no importa los ingresos ni la productividad.
Se asegurarán también de que estas corporaciones no se lleven el capital del país y pondrán leyes más estrangulatorias e insostenibles a largo plazo, solo para proteger a lo que queda de la clase media y a la clase pobre todavía empleada y, para asegurarse que sus programas sociales son cumplidos sin cuestionamiento alguno, tratarán de influenciar en corporaciones extrangeras, en la opinión pública y en los medios de prensa, llegando inclusive a extremos, como la expropiación.
Como resultado, las corporaciones que decidan mantenerse productivas, no tendrán más alternativa que, debido al nuevo aumento de su costo operativo, subir el precio de sus productos, reducir sus operaciones a lo meramente escencial y despedir más empleados. Las compañías extrangeras expropiadas se convertirán en una nueva carga a sostener por este gobierno que lo justificará como programa o ayuda social contra un capitalismo explotador y descontrolado.
Este círculo vicioso terminará estrangulando la economía de cada país que participe en semejante modelo. (Y esto es solo un pequeño ejemplo del daño que estos gobiernos populistas pueden llegar a hacer. A los que deseen ver más sobre los resultados, tenemos ejemplos bien claros en casos como Cuba, Venezuela y ahora Argentina.)
Pero también están los otros gobiernos, los que creen que saben el peligro de convertirse en un gobierno populista y deciden ir en una dirección completamente opuesta y extremadamente capitalista, donde lo único que interesa es el ingreso y el crecimiento a toda cosa: recuerdan, lo que nos puso en esta situación al comienzo?
Estos gobiernos, en una ignarancia absoluta del pasado y de la historia, desesperados por satisfacer las exigencias corporativas para mantener la productividad en el país, vuelven a repetir el ciclo vicioso, cortando impuestos y facilitando el crecimiento corporativo, con la promesa de que estas mismas corporaciones volverán a emplear y otorgar salarios dignos a sus empleados. De esta forma el ciclo debería, según ellos, repararse para convertirnos nuevamente en una sociedad productiva y feliz.
Bueno, esto tampoco funciona!
Las dos tendencias, los dos modelos, están condenados al fracaso porque se enfocan solamente en el éxito de unos pocos y hasta ven con desprecio la participación, necesidades y exigencias de los otros. No hay un balance.
Es por eso que tenemos un globo dividido en una Europa con un 15 % de desempleo, una Latinoamérica patéticamente seduciendo la idea del comunismo y el resto de los países capitalistas divididos de dos y tirando para ambos lados de una soga que está a punto de cortarse.
Y finalmente tenemos a países como China, que se han convertido en la salvación de estos monstruos corporativos con la ayuda, (inconciente e ignorante?) de nuestros propios gobiernos.
Ha visto alguien el poder adquisitivo de China como país, como gobierno? A nadie le interesa que le hemos estado sirviendo un banquete gratis durante décadas mientras ellos se afilaban los dientes nuevamente? Nadie ve el peligro?
Si hay país o gobierno que definitivamente terminará ganando en este desbalance, es país es China.
Mientras tanto, los goviernos de derecha e izquiera seguirán en la encrucijada de ver a quién salvan primero: a “A”, a “B” o a “C”. El resto seguiá viendo la caída irreparable y quizás sin regreso, en la que la clase media continuará reduciéndose hasta desaparecer, la clase pobre aumenta a niveles fuera de control y la clase rica se enriqueserá a niveles nunca antes vistos. Y ese es el verdadero peligro.
“Hay un monstruo que se está afilando los dientes, mientras la presa se divide y se debilita”
No comments:
Post a Comment